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Un ejemplo Como el Profeta José (que es el vivo ejemplo del pudor)

 

Autor: Mutlu Binici

Traductor: Muhammed Bilal Özyüksel

Mientras todas las chicas jovenes de la Meca deseaban casarse con él, Abdulah (padre de nuestro amado profeta que la paz esté con él) eligió a Aminah (madre de nuestro amado profeta que la paz esté con ella) como esposa. Abdulah era un hombre muy respetuoso con los demás, un hombre benigno y también honesto con lo que hace y actúa. Tenía un buen caracter como el profeta José que la paz esté con él (ver la historia breve del profeta José que la paz esté con él). E incluso la gente estaba escribiendo poemas acerca de él. Él, era hijo de Abdulmuttalip (que es el abuelo paterno de nuestro amado profeta que la paz esté con él).

Abdulmuttalip, era amo y líder de Quraysh (que es la tribu árabe que controlaba la Meca, el profeta Muhammad que la paz esté con él nació en el clan de Banu Háshim los hijos de Háshim de esta tribu, Quraysh) y la gente le tenía gran consideración por el motivo de su sabiduría. Dicen que él encontró el pozo de Zamzam que fue abierto por el profeta Ismael que la paz esté con él después de que lo habían celado Ýurgeum (que es una tribu árabe antiguo بنو جرهم).

Cuando él encontró el pozo de Zamzam el común de la Meca le habían menospreciado diciendo: “tú eres débil y solo, ya que no tienes hijos para que te protejan las espaldas”. Después de este evento Abdulmuttalip ha dicho: “Dios mío, si un día tengo diez hijos voy a sacrificar uno de ellos para ti”.

Pasaron años, ya Abdulmuttalip tenía diez hijos. Así que un día se acordó de su promesa. Echó a suertes entre los hijos y ganó Abdulah. Abdulmuttalip, lo llevó consigo para sacrificar. Como hace miles de años Ismael que la paz esté con él obedeció a su padre, Abdulah también lo hizo sin disputar. 

Los que oyeron este evento, alborotaron el cotarro. Si Abdulah se sacrifica esto sería un costumbre entre los árabes y todo el mundo lo haría facilmente. Le impidieron sacrificarlo, así que fueron hasta Medina (que es una cuidad de 338 kilómetros de la Meca) para resolver este problema y al final sacrificaron cien camellos en lugar de sacrificar a Abdulah.

Nuestro amado profeta sonrió a los que le llamaban diciendo el hijo de dos sacrificados por recordarle el evento de su padre y bisabuelo Ismael.

Cuando Abdulah se libró del sacrificio y fue a su casa vinieron algunas mujeres ofreciéndole las cosas que puedan satisfacer a un hombre joven. Abdulah hizo lo mismo que hizo el profeta José hace muchos años y se refugio en su Señor de todo lo malo.

Abdulmuttalip pidió la mano de la hija de Vehb b. Abdimenaf, de la tribu de (بنو زهرة) para su hijo Abdulah. Abdulah, se casó con la hija de Vehb. En aquellos días en los árabes el hombre que se casa, se quedaba tres días en la casa de su esposa. Abdulah también lo hizo. Fundaron juntos un hogar feliz y luminoso en la Meca. Y Aminah y Abdulah vivieron muy felices.

Un día Abdullah se fue de la casa. Tenía que hacer  un negocio para seguir manteniendo su familia. Acompañó a una caravana que se iba hacia Damasco. Damasco estaba lejos y el camino estaba lleno de muchas dificultades. Estos dos jovenes que se han casado solo hace dos meses iban a estar separados durante meses y meses.

A la hora en que la caravana terminó todos sus asuntos y salió con destino a la Meca, Abdullah se puso enfermo. Cuando Abdullah comprendió que no va a llegar hasta la Meca dijo: Id vosotros, yo voy a quedarme con mis tíos, en Medina.” La madre de Abdulmuttalip era de Medina. Así que su hijo Abdullah se refugió en Medina.

Cuando la caravana regresó a Medina sin Abdullah, se puso muy triste su tribu pero espcialmente Aminah. Abdulmuttalip, quien se enteró de la enfermedad de su hijo favorito, Envió a su hijo mayor, Haris, a Medina.

Haris fue rapidamente a Medina pero no pudo llegar a tiempo. Abdullah  ya había muerto y había sido enterrado en un jardín de Medina. Las palabras de Haris, quien no ha traído su hermano sano y salvo a la Meca, sino la noticia de su muerte expandió la tristeza por toda la Meca.

Aminah ha llorado durante días. Ha alzado su voz con muchas elegías acerca de su dadivosidad y compasión y expresaba a toda la Meca lo mucho que le amaba. Abdullah cuando murió tenía 18 o 25 años, hay dos narraciones. No ha dejado nada mundanal a su familia nada más que cinco camellos, unas ovejas, una espada y un poco de plata. Pero hay un recuerdo que nos había dejado, este recuerdo la tierra ha hecho salir a la orilla. El joven de Quraysh, quien ha muerto en una edad temprana no se olvidó ni un momento.

 

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